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Amigos

Entré en el Canal filosofos, que era el anterior al de Filosofia, hace mas de diez años. Y algunos de mis amigos de entonces aun continuan en el.
Sobretodo la numero 1: Teressa, hoy aseret.
Los ojos de Teressa recorren el Universo en la pagina que en el año 2002, dedique a mis amigos del Canal. Filosofos2002
Debo a mis amigos del Canal el haber publicado multitud de paginas y Blogs. Sobretodo la del Vivencialismo, del año 1999, a peticion de mi primer grupo en el chat: el Grupo 23
Lo formamos, Vav, Mada, Sophia, Orfeo, (que era mi nick), Teressa, Stirling, y algunos mas que se fueron añadiendo.
Segun un correo que me envio Lycos, mi pagina de Vivencialismo, es una de las mas leidas.
Tan leida, que a partir del 2000, comenzaron a parecer paginas apocrifas sobre otros Vivencialismo, u hasta fundaciones culturales, con fuertes subvenciones.
Hoy en dia en el Canal, un clima como el de entonces es imposible, ya que el "exito arruino a la Empresa". Y la entrada de nuevas gentes, de un talante muy distinto, hace que separemos el Canal, de cualquier genero de publicacion, que quedaran reservadas solamente a los Amigos. Y asi podemos entrar mas facetas de nuestra realidad en un mundo, por naturaleza, virtual.

Generaciones

El Mundo virtual ha permitido que la trasmision en cadena de una generacion a otra sea posible de una manera directa y hasta intima.
El dia 3 de Junio cumplire, 83 años, y estoy orgullosos de pertenecer a la Generacion del Silencio. Aunque creo que en este mundo virtual soy algo asi, como "el ultimo mohicano"
De aqui mi obligacion de recordar a mis "amigos" de entonces, para los que hice, hace tiempo, la que, a manera de dibujo, en Flash, aqui se ve.

Generacion del silencio

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Infografias de Trujillo Marin

Jardin del Mar. Blog de Ogigia

Pagina nueva 1

JARDÍN AL MAR

Poesía, miradas, otros textos...y la música que me acompaña

12 de mayo de 2008

Poemas en Hermes II (Revista nº 1)

 



 

      Retrato

      No iré a los funerales
      de parientes que apenas conocía
      y han de ser de cristal los guantes que regalo
      para tener un uso valioso e inservible.

      Me mirarán muy mal cuando reparta
      con tan poca pericia mi cariño.
      Murmurarán:

      - se cree
      que anidando en un árbol de penumbras
      su corazón va y viene
      con el vuelo rebelde de los pájaros.

      Y sí, es lo que creo...

      ¿Acaso
      sabes proporcionar
      equitativamente
      la gracia apresurada de tu estima?

      ¿Y sabes distinguir
      un gorrión de entre todos,
      por si son inmortales como cuenta Paoletti?

      Pues sí, así me creo...

      Indiferente, igual que una avecilla
      sin ritos familiares,
      discutiendo por una miga seca,
      luego yéndome, siendo
      de idéntica textura con las plumas de otoño.

      Indiferente, igual que un leopardo,
      que un tren en vía muerta,
      que un camino hacia dónde...

      Ya no te digo más porque no es bueno
      saber todo de un pájaro.
      A ti te quiero y basta.
      Y quiero a los parientes
      de muerte lejanísima,
      queriendo mucho y poco, da lo mismo.

      Es un cariño de aire y del segundo
      que atrae el corazón a su memoria.

      Un animal que nunca se detiene,
      un ser alado y tonto
      e insumiso.
       

 

10 de mayo de 2008

Poemas en Hermes I (Revista nº 1)

 
 
Entre los años 1995 y 2005 se fue publicando en la ciudad una revista (25 números)de carácter local dedicada a la creación literaria, fundamentalmente poesía. Esta revista tomo el nombre del dios viajero, ladrón y amante del juego que trae la palabra de los dioses, Hermes.


 

A lo largo de los años referidos colaboraron numeros autores con sus textos y con sus dibujos.

 
 


 

Así, comienzo una nueva serie de poemas: los que fui publicando en la revista ( si no todos, al menos los más relevantes) Algunos aparerieron con mi nombre y, otros, por el gusto del juego, con pseudónimo. Los poemas de Adelina Esteban, digamos que mi "amiga" saludándome en el espejo, y publicados durante varios números de la revista, ya fueron bajados hace tiempo en este blog...si acaso, ya veré si vuelvo a presentarlos.

El poema que ahora vemos fue publicado en el primer número de Hermes, revista estacional de poesía.


 

 


 

 


 

 





 

CARTA A JOHN K.


En este aprendizaje de la infelicidad hay un instante de esplendor que despereza
el árbol aletargado en mi escritura.

Hay un instante de esplendor que es mío:

las palabras no son una fruta violentada, no renuncian a la excitación de su prodigiosa fortaleza, inventan otro modo de acercarse al ocaso de la angustia y, en una página blanca, el azar de la existencia de las cosas más próximas a mí se convierte en carne y sangre y piel que no se pudrirán si desvío la mirada a causa del dolor, si pienso que no es verdad el fuego de la materia duradera.

Siempre me dices


mira cómo se entrega el sauce a la muerte, cómo despierta al día de su muerte acicalándose en el viento. Una gasa verde se insinúa en sus huesos, un leve movimiento de la tierra lo resucita. Mira cómo adelanta el fin, cómo no espera a ser llamado.

Y murmuras sonriéndome

no te resistas a su luz pues la muerte brilla al fondo de sus besos vegetales.


John,

en este aprendizaje de la infelicidad la luz es un irse deslizando a la amargura que ha extraviado el momento de esplendor prometido en la mañana; tal vez, el país de la monotonía hubiera dado un vuelco y, de pronto, nada estaba en su sitio porque temblaba el desorden de gozo con una inesperada anunciación:

el hallazgo de un tesoro pirata que se creía una leyenda, el saltar a la superficie un manantial de saludos tan impetuoso como los géiseres y con la misma fe que permanece en los alminares aguardando las respuestas consoladoras y divinas.

El árbol enraizado en mi escritura no posee el inicio de la primavera que resplandece en el sauce; de poco le ha servido su aguzada consciencia del exceso mientras la pasión se le iba enroscando vorazmente y él se dejaba acariciar y se perdía.

Y aunque sabe que la muerte no gusta de los epílogos sino que reside en la primera letra de los deseos, se estremece, no acierta a contener las grietas de la tristeza, se duele tanto que los días se transforman en un calvario de cofres abiertos y vacíos.

Qué pocas palabras se disfrazan entonces para la noche de la fiesta.

Qué celebración más rápida la de ese carnaval de no ser quien soy y ser el personaje a quien la suerte regaló su capricho de felicitaciones, un sortilegio de palabras para calentar el pecho de los que escuchan su declamar pausado, para emocionarlos y para conseguir una tregua en la aflicción inacabable.

He reconocido al viejo dios del tiempo entrando en mi casa, aclimatándose a mis hábitos de soledad y de pequeños abandonos por parte de los niños.

Siempre me has dicho que él encontraría mi refugio, que me arrebataría el significado del amanecer, de las intenciones libertinas, del repetirse una y otra vez las heridas del costado.

Este viejo dios ha tomado asiento en el árbol que se creía una población de cúpulas doradas, y las imágenes de fantasmas se multiplican igual que delgados frutos de una enfermedad silenciosa.

No me siento culpable porque otros dioses se hayan disuelto en la edad del barro; tú bien sabes que perder la ingenuidad es desconfiar de las peticiones de justicia, ya me advertiste cómo la inocencia hiela la mirada, cómo descubre las trampas del futuro.


John,

ahora comprendo que mi aprendizaje se ejercita en la sed de la memoria, un angustioso recordar que si los actos se repiten hasta el hastío, no todo es igual y la fugacidad los convierte en juegos irrecuperables, con su momento de esplendor, con su eternidad de huella perdida.

Y a pesar de tanto esfuerzo para morir despacio, me aconsejas que no pruebe de las aguas del Leteo.

No temas,
no beberé de sus aguas, no acercaré mi boca a su grial tranquilo y sin retorno.

Me quemará el paladar la negra aceituna del ansia, se abrasarán mis pulmones con la ceniza que vuelve cuando la alegría se despide, pero no beberé y tú no me verás en el lecho del río, cerca de los cuerpos tendidos boca arriba y lanceados por la corriente.

Resistiré en la infelicidad, se esfumará el momento de esplendor, se calcificará en el desencanto su peligrosa golosina, pero no beberé, ni siquiera me miraré en las aguas del Leteo.

Porque, a cambio del olvido, ¿qué leña harán de mi árbol de palabras aquellos que quieran abrazarse con sus restos de amor?

A cambio del olvido, qué otra cosa seré sino mentiras:
no haber vivido nunca la sinrazón de un juego temerario, no haber sentido nunca al corazón hallando una pregunta de cariño.


John,

no bajes aún las escaleras de la Piazza di Spagna y quédate a mi lado: contemplarás con mis ojos la querencia para crecer en la Melancolía del árbol que regamos suavemente;

alcanzará la infelicidad azul y luminosa del verano y no tendrá por techo más que su propia soledad, altura de palabras remontando el viaje de las aves que jamás,

jamás se detienen en un nido.
 

 

3 de mayo de 2008

Entra el viento de olor ciruela...XIX y XX

 
 
Finalizo las ciruelas que es así como Jesús Pino y yo llamamos a este libro peculiar. Y finalizo con los dos últimos poemas; las palabras se cierran con mi adoración por Matisse y la magia visual de Cartier Bresson.




 



 



 

      Leda y el cisne




      No busco detrás de las nubes
      la diferencia en tu visita
      y el relato de un ángel
      anunciador de vírgenes.
      No, no hallaré otra providencia
      que la de tus plumas:
      saben a pulpa de melón,
      huelen a los regalos
      que festeja septiembre.

      ¿Para qué poseer un cuerpo
      después de haber sido la tierra
      de labor, la que guarda
      creaciones y limos
      sin coronas de espinas?

      Se abre el cielo como un silencio
      anterior a cualquier hallazgo,
      se abre y me rescata del hierro
      de las deserciones,
      de los cilicios.

      Se abre el tesoro del país
      de las nubes
      y no es altísimo quien llega
      y tiende a estar ausente cuando
      se le implora.

      (Me asemejo a Santa Teresa
      pero sólo en las ganas
      de beber)

      Brillo
      pero reírme ya es secreto.




     




 

      La paloma se dejaba asir por Matisse, se estaba muy quieta, muy blanca, muy sabedora de modelo cuando él la contempla y seduce su alma para siempre en el papel.

      Henri Matisse
      entonces le dice: seré tu vuelo y tu blancura.

      Cartier-Bresson, el otro Henri, casi ni parpadea.

      No sabe si fotografiar a las tres palomas
      que aguardan
      o ser él mismo una paloma más y que Matisse
      lo hechice.



       

       

 

26 de abril de 2008

Entra el viento de olor ciruela...XVIII

 

 




 


     

      Zorah en la terraza




      Si habláramos de sumisión
      los peces dorados, absortos
      en su planeta de cristal,
      volarían
      de puro metal si la luz
      los incitara a la conjura.

      A la sombra de un sol que aloca
      hasta la muerte siento
      una breve separación,
      como descanso en la miseria
      o replegarse el hambre.

      Y en ese rincón,
      que de tanto trasluz
      casi es remanso,
      la dignidad de lo pequeño
      -tú, mirándome reposada,
      tú, surgida de los umbrales
      del agua- no pierde ni un ápice
      de su oro.

      Ahí quiero quedarme
      incluso muda.

 

19 de abril de 2008

Entra el viento de olor ciruela...XVII

 



 

      Juego de bolas




      El día
      otorga la divinidad
      al momento más repentino.

      No añoro
      la infancia cuando alojo en ella
      lo que resta en mí de sagrado.

      La diosa
      absorta en su juego, invencible
      en lo insensato. Me pregunto

      si será el tiempo el adversario.

 

12 de abril de 2008

Entra el viento de olor ciruela...XVI

 




 
      Máscara japonesa




      He elegido el punzón sereno
      del ritual de la renuncia
      para mostrarte que mi sangre
      tiene más de oculta pantera
      que de sometimiento al modo
      de sonreírte imperturbable.

      Incluso así, dos o tres gotas
      son deliciosas en el té
      de la soledad,
      tú y yo.
       
 

5 de abril de 2008

Entra el viento de olor ciruela...XV

 



 

      Interior con niña




      Ella soy yo,

      ¡será insensata la plenitud matinal
      de los colores, de las frutas!

      En el silencio que concentra
      el espacio privado, deleite del viaje,
      como si el tiempo fuese ríos regresando
      o Henry James perdiera las tuercas,

      ella soy yo,
      tentada
      por el hule lustroso en la mesa, tentada
      por el agua de la jarra, por su cristal,

      provocada
      por los hierbas, los veroneses,
      el cándido algodón, canelas flavisuaves,
      lavandas, ultramar, corales, viridianos
      destellos, negros de Marte, sombras tostadas,
      tomates, pomelo, manzanas,
      calabaza…

      raptada en el papel…
      ¡Cuánta policromía
      me invita y no la escucho!
      Y ni siquiera estoy,
      ni siquiera descanso la mirada: soy
      el libro.

 
 

Museo de arte digital de Trujillo Marin

martes, 13 de mayo de 2008

Canal Filosofia

Por los Canales discurre el agua, y, los antiguos creian que todo procedia de un Gran Oceano. Es asi que el Agua es de Todos, pero cada uno bebe la suya solamente.
Fueron los Filosofos los que hablaron del arcano Agua, y un Canal de Filosofia deberia respetar la individualidad de los filosofos y darle a cada uno el vaso correspondiente, de tal manera que habria tantos Canales como bebedores del Agua.
Este sera el Canal que reciba gustoso a mis Amigos y les invite a beber, (escribir), y posteriormente veremos como los Rios van a la Mar.
Salvaje (Dhar)